Cuatro experiencias imperdibles en Iguazú, más allá de Cataratas
En la provincia argentina de Misiones, las Cataratas del Iguazú son uno de los destinos claves. Pero hay mucho más por recorrer y conocer
Una producción original de Conocedores.com
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Informe y fotografía
Guido Piotrkowski
Iguazú volvió a sonreír. Una de las ciudades de Argentina que más depende del turismo volvió a florecer en esta primavera, que -como en todas partes del mundo- sufrió los embates de la pandemia. Igual que su exuberante selva, que se puede disfrutar en un recorrido por el Parque Nacional Iguazú, pero más allá del parque también: conociendo sus comunidades aborígenes, en un paseo en catamarán por las triple frontera, o en algunos de los saltos de agua en las inmediaciones de esta ciudad con aires de pueblo.
La selva paranaense, que abarca desde Río de Janeiro a Misiones, perdió en los últimos cien años enorme cantidad de territorio debido a los desmontes, el avance de la frontera agropecuaria, la construcción de ciudades y rutas. Hoy en día, solo queda el seis por ciento de ese vergel, que poco a poco, con las protecciones ambientales impuestas, se intenta recuperar.
Aún así, la jungla misionera alberga más de cuatrocientas especies de aves, aproximadamente la mitad de las que se conocen en todo el país, entre ellas la emblemática yacutinga, que fue declarada Monumento Natural. También cinco especies de lo icónicos tucanes, además de las urracas, loros y vencejos, el ave que simboliza el Parque Nacional Iguazú, que arma sus nidos detrás de las cascadas de agua.
Esta zona es uno de los pocos sitios del país donde aún deambula el yaguareté, especie en alto peligro de extinción de las que se estima solo quedan unas 250. Pero también alberga unas 80 especies de mamíferos, entre ellos algunos que se pueden avistar fácilmente en el parque como los coatíes. Además, atesora una preciosa diversidad de flora, entre las que se destaca las orquídeas, que encuentran acá la mayor diversidad del país. Adentro del parque, mientras se camina por las pasarelas, atentos y con un poco de suerte se pueden llegar a ver tortuga y yacarés.
Iguazú: el parque de las maravillas
El Parque Nacional Iguazú fue el segundo en fundarse en la Argentina, en septiembre de 1934, poco después del Parque Nahuel Huapi. En 1984 fue reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, y en 2011 las Cataratas integraron la lista de las nuevas Siete Maravillas del Mundo. Está ubicado a 20 kilómetros de Puerto Iguazú, una ciudad que cuenta con buena infraestructura hotelera y gastronómica. Además, es la puerta de acceso a la Triple Frontera con Brasil y Paraguay.
“Mi sueño era trabajar en Cataratas. Estudié para guía de turismo en Buenos Aires para trabajar acá. Este lugar es precioso, tiene una magia especial, la flora, la fauna, el agua, es increíble. Más allá de que es un trabajo, yo disfruto cada día, soy una turista más dentro de mi grupo”, dice Jesica Monzón, una de las aproximadamente doscientas guías que tiene el parque. Desde que reabrió, el Parque trabaja con protocolos y es más ordenado que antes, cuando se podía entrar y recorrer por cuenta propia. Ahora, se forman grupos en la entrada que tienen que hacer el recorrido con los guías autorizados.
De esta manera todo resulta más ordenado, y el visitante se lleva información valiosa. En las Cataratas hay 275 saltos de agua, y La Garganta del Diablo es el más famoso. Se llega a bordo del trencito de la selva, que parte desde el Centro de Visitantes. Además, hay dos circuitos diferenciados para hacer a pie: el inferior y superior. Desde el inferior se llega a la base de los saltos, donde la potencia del agua llega a mojar a los visitantes. El circuito superior ofrenda vistas panorámicas desde las pasarelas y los miradores a los saltos, que son sencillamente espectaculares.
Hay dos excursiones imperdibles, que se pagan aparte de la entrada. Una es la Gran Aventura, un paseo en lancha hasta el pie de las cascadas, que incluye pasar por debajo y empaparse de las aguas del Iguazú, como parte del atractivo. Por eso es recomendable llevar una muda de ropa para quienes lo hagan. El otro es el paseo a la luz de la luna, que se hace durante los cinco días de luna llena de cada mes. Para ambos, hay que reservar con anticipación porque los cupos son limitados, sobre todo para la luna llena.
Más información en www.argentina.gob.ar/parquesnacionales/iguazu.
En Catamarán a la triple frontera
Un buen paseo para entrar en clima el mismo día que uno llega acá es abordar el catamarán que navega por el río Iguazú hasta el Paraná, en la confluencia fluvial de este triple frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil. Se trata de una navegación al atardecer, que incluye un trago de gentileza, y música en vivo.
Durante el paseo se ven los hitos de las tres naciones, mientras una guía va contando por altoparlante algunos datos interesantes acerca de esta zona geográfica tan especial, una posición geográfica única en todo el continente con dos ríos, el Iguazú y el Paraná, que dividen a tres países. Así, podremos enterarnos de que el significado Iguazú en guaraní es Aguas Grandes, que nace cerca de Curitiba, en Brasil, a y que tiene más de 900 kilómetros de trayectoria, hasta su desembocadura en el Paraná, acá mismo.
Luego de admirar la triple frontera en la confluencia de los ríos, la embarcación navega aguas arriba, y pasa por debajo del Puente Internacional Tancredo Neves para continuar hacia la ribera de la Selva Iryapu, y así volver aguas abajo nuevamente rumbo a Puerto Iguazú.
Turismo Comunitario
Bernardino tiene 47 años y hace diez años que guía turístico de su comunidad,Yriapú, la más cercana y accesible a Puerto Iguazú, a 20 minutos del centro. Al igual que otras comunidades de la zona, en Yriapú, que significa Ruido de agua, se organizaron para trabajar con el turismo, una alternativa que les permite mejorar sus ingresos y calidad de vida.
Están nucleados en la Asociación Civil Mbya en Turismo, apoyados por el ministerio de Turismo Local y la Red Argentina de Turismo Comunitario (Raturc). Cada comunidad tiene sus circuitos de interpretación, en el que muestran las trampas para cazar que se solían usar, las viviendas típicas, sus artesanías. En algunas de ellas, la experiencia incluye pernocte.
Yriapú Turismo Guaraní es un emprendimiento de turismo comunitario autogestionado por esta población en su territorio, basado en los pilares de su cosmovisión, identidad, inclusión y organización, y que promueve el encuentro de culturas, la convivencia con la naturaleza, la producción tradicional y el comercio respetuoso y transparente.
Sus guías, como Bernardino y un puñado de jóvenes que apuestan a trabajar y desarrollarse en su territorio y no en la ciudad, caminan junto al visitante para descubrir la selva misionera, a través de senderos ecoturísticos donde el viajero puede compartir y aprender sobre las costumbres y saberes de la comunidad, escuchar y aprender el idioma ancestral, recorrer los cultivos y conocer sobre los frutos comestibles de la selva; conocer y adquirir las artesanías tradicionales realizadas con madera, caña, semillas y fibras vegetales.
La Reserva Mbocay
A pocos minutos del centro de Puerto Iguazú, se encuentra el Parque Natural Municipal Mbocay (arma pequeña en guaraní), una reserva de 2 mil hectáreas creada en el año 2004 que linda con el Parque Nacional Iguazú, para proteger esta porción de la selva ante el avance urbano, y así mantenerla como una zona rural, con chacras.
Acá desarrollan su emprendimiento los guías de la Cooperativa Guías de Iguazú, una iniciativa interesante para quienes quieran conocer, y recorrer esta zona de la mano de personas con conocimiento del terreno, y así disfrutar de los saltos de agua de esta zona, que pocos visitantes conocen.
Gabriela es una de las diez guías que integran la cooperativa y tiene su base ahora en un hermoso espacio llamado la Chacrita, donde reciben a los visitantes para salir a caminar por la selva y darse un baño en los saltos del Mbocay. “Nuestro objetivo es cuidar la selva, proteger el arroyo Mbocay. Esta es una reserva de usos múltiples, que fue cedida por el ejército y fueron destinadas para chacras de cultivo”. Como parte del paseo se puede llegar enicicleta desde el hotel junto a uno de los guías, o llegar por cuenta propia hasta Chacrita, que además tiene una propuesta gastronómica para el almuerzo con comidas típicas.
El recorrido que bordea el arroyo Mbocay es de unos dos kilómetros, en los que se atraviesan puentecitos de madera, mientras los guías explican sobre la flora y fauna de esta selva que no deja de sorprender, hasta llegar a los saltos donde se puede refrescar. El primer salto tiene unos tres metros y forma una pileta natural, ya el segundo tienen una altura de 9 metros, que forma una olla hermosa y placentera para nadar.
Más información en el website oficial de Turismo de Misiones: www.misiones.tur.ar.
Fotógrafo y periodista. Cronista de viajes. Autor de "Carnavaleando", primer fotolibro de carnavales latinoamericanos