Lanai es una de las islas más pequeñas de Hawái en la que los viajeros no encontraremos semáforos, congestionamientos de tráfico, restaurantes de comidas rápidas o tiendas de lujo.
En cambio, Lanai es un lugar de pleno descubrimiento, de paz, de relajación, de tradición, de aventuras y de historia, a lo largo de su superficie en forma casi circular, que recuerda un poco a una coma, que abarca algo más de 360 kilómetros cuadrados.
Durante muchos años fue conocida como la isla de la piña, donde se plantaba el 75% del fruto en el mundo, práctica que culminó en 1992.
El nombre de la isla en su idioma original, LāNa’i, puede traducirse como Día (Lā) de Conquista (Na’i).
En este conjunto geográfico de playas, acantilados, montañas y un volcán inactivo, se encuentra el fascinante resort Four Seasons LāNa’i, enmarcado a lo largo de laderas ligeramente inclinadas, con frondosos y verdes jardines tropicales y una vista directa al Océano Pacífico.
La llegada al resort comienza con el tradicional recibimiento de bienvenida del «lei hawaiano», que bien representa el Aloha («Hola») más reconocido del mundo. Se trata de un collar de flores que se usa como símbolo de afecto y celebración, y un verdadero protocolo de respeto y buenos deseos.
El lobby principal de doble nivel de altura, presenta una doble escalera que nos conduce a los niveles inferiores de la propiedad, donde se encuentran los espacios exteriores, enmarcados por diferentes propuestas gastronómicas, piscinas y reposeras.
La parte superior distribuye hacia los laterales las más de 200 habitaciones y suites, que presumen no sólo de contar con lo último en tecnología, como pantallas de 75 pulgadas, controles digitales de temperatura, luces y cortinas o una tablet para hacer un pedido a la habitación o conocer más de la isla y el hotel, sino también grandes espacios que -en promedio- nos ofrecen 65 metros cuadrados de confort.
En la decoración, prevalecen los muebles de palisandro, además de detalles en cuero, hierro y lino, con influencias contemporáneas.
El recorrido de día por el FS es fantástico, porque podemos encontrarnos pájaros, peces, flores y plantas autóctonos, en una atractiva explosión de colores.
Y por la noche, el camino es serpenteando por llamativas antorchas, mientras el ruido del océano golpeando contra la costa, transporta nuestros sentidos.
Las propuestas gastronómicas aprovechan los sabores autóctonos. De hecho, aproximadamente el 65 por ciento de las opciones provienen de las propias islas de Hawái.
One Forty es uno de los espacios favoritos, ya que es el elegido para los desayunos de cada mañana, con vista franca a la playa y al océano, y la opción buffet para mimarse con frutas, platos calientes, jugos y delicias en pastelería.
A One Forty, se suman Nobu, Malibu Farm, Views, Lobby Lounge y The Sports Bar & Grill, cada uno con su propia identidad.
Y al relax, los placeres al paladar y las vistas de ensueño, Four Seasons Lanai suma una gran cantidad de actividades que van desde hacer snorkel, buceo, navegar en el atardecer, ir a la búsqueda de ballenas, hasta adentrarse en el interior de la isla a través de unos divertidos Polaris.
También un sofisticado spa, clases de yoga, canchas de tenis, un magnífico gimnasio de última generación y campos de golf.
Y si queremos sumar algo de indumentaria en nuestro guardarropas, también podemos encontrar una tienda con prendas y accesorios.
Nuestro planeta está lleno de lugares paradisíacos. Y cuando esa belleza natural se combina con el lujo amigable y la calidez que Four Seasons sabe imprimir en cada una de sus propuestas, la satisfacción supera nuestros propias expectativas. Chapeau!