¿Qué hacer en Bariloche? Playas, lagos, aventura, montañas, cerveza y más
29/01/21   |   Viajes

¿Qué hacer en Bariloche? Playas, lagos, aventura, montañas, cerveza y más

Este destino privilegiado de la Patagonia de Argentina, permite disfrutar de paisajes diversos, en cualquier temporada del año

Guido Piotrkowski Redacción
Guido Piotrkowski

Qué hacer en Bariloche? Con la magnética presencia de sus lagos pristinos, sus cerros y montañas, su vegetación camaleónica y sus playas con escenarios disímiles, es imposible aburrirse en este destino privilegiado de la Patagonia de Argentina.

Si hablamos de playas, una de las más tradicionales es Playa Bonita, ubicada en el kilómetro siete de Avenida Bustillo, frente a la Isla Huemul. Este uno de los balnearios más extensos, tiene una playa de piedras blancas a la vera del Nahuel Huapi, y un lago de aguas profundas y oscuras con pequeñas islas.

Un poco más adelante, en el kilómetro doce de la avenida Bustillo, encontramos Bahía Serena, un balneario familiar y concurrido. Para quienes buscan mas soledad, tiene una playita pequeña, a la que se accede trepando por un senderito oculto entre de piedras.

Ya en el kilómetro 25, nos encontramos con Villa Tacul, en el corazón del Parque Municipal Llao Llao. Para llegar a sus playas de arena, lagos y miradores, hay que atravesar senderos de poca dificultad entre bosques de arrayanes, lengas y coihues. Pero las opciones no se agotan en el Nahuel, ya que sobre el Lago Gutierrez, a unos quince kilómetros del centro, se encuentra la playa de Villa Los Coihues, un remanso de aguas tranquilas y templadas, en donde se pueden practicar deportes acuáticos -no se permiten motores- como kayak o SUP ( Stand up Paddle). Y para los amantes del windsurf y kitesurf, está la Playa del Bicentenario, en la entrada de la ciudad.

Capital nacional del turismo aventura

Bariloche es un parque de diversiones gigante para disfrutar de su entorno, suelen decir por acá los amantes de la aventura. Es que se pueden vivenciar experiencias distintas en un marco único. Los lagos para navegar, la montaña para caminar o andar en bicicleta. La Capital Nacional de la Aventura cuenta con una diversa oferta de actividades al aire libre. Cabalgatas, rafting, tirolesa, parapente, canopy, kayak, windsurf, kitesurf, y hasta buceo. Y por supuesto senderismo por los infinitos caminos de montaña del Parque Nacional Nahuel Huapi.

El senderismo es una actividad libre, muy convocante, y sin costo alguno. Se trata solo de elegir un camino y andar. Bariloche es la ciudad de la región con mayor oferta de circuitos y media docena de refugios de montaña, con servicio de gastronomía y pernocte. Para aquellos que no dispongan de varios días para una caminata con pernocte pero quieran subir alto y llevarse una gran panorámica en sus retinas, se recomienda el ascenso al cerro Bella Vista, al que se suba y baja en una sola jornada, llegando a una cima con una increíble panorámica en 360. Desde el mismo punto de partida, en el Tambo de Báez, arranca la senda al Refugio San Martín en la Laguna Jacob, una buena caminata de dificultad media para hacer en un par de jornadas. El ascenso al refugio Frey, al pie de la aguja Frey, rodeado de torres y agujas rocosas y a orillas de las verdes aguas, laguna Toncek, es uno de los más populares y hermosos. Para pernoctar, es necesario reservar en todos los refugios con anticipación.

Nada más placentero que remar en un lago, sentir la brisa, dejarse llevar mansamente por la corriente. El kayak se puede hacer en soledad, en familia con grupos amigos. Los niños, a partir de los ocho años, ya están aptos para remarla. Los hay simples, dobles o triples, y el lago Gutierrez, es un sitio ideal para salir a remar. Se pueden hacer salidas de medio día, jornada completa, y de hasta diez días de duración, armados a gusto del consumidor, que incluyen transporte, kayaks, comidas, guías y equipo de acampe.

El canopy es un circuito de tirolesas montado entre árboles, en el bosque o en la selva. Aquí hay uno armado en el bosque del cerro López y lo pueden practicar desde niños de ocho años en adelante. La actividad comienza con una instrucción y luego se asciende el cerro en camionetas doble tracción. El circuito tiene diez estructuras de madera montadas alrededor de los árboles, con cables de hasta 250 metros entre las diferentes postas. La plataforma más elevada está a 20 metros del suelo en este circuito donde se puede “volar” a unos 50 kilómetros por hora. De una plataforma a la otra, la distancia entre los árboles va en aumento, el vuelo se acelera, y las vistas se vuelvan cada vez más espectaculares. Así, se aprecian increíbles panorámicas del Nahuel Huapi y el lago Moreno, el Llao-Llao y los cerros Campanario y el Millaqueo.

Volviendo al agua el Sup, una actividad muy en boga, se trata básicamente de una tabla similar a la del surf, donde uno va de pie, haciendo equilibrio y remando. A simple vista parece difícil, pero no lo es: las tablas son muy estables. El SUP ofrece un montón de posibilidades para un montón de gente, ya que cualquiera puede subirse a una tabla, y remar. Hay hasta travesías guiadas a diferentes lugares, con botes de apoyo y adaptación previa para aquellos que nunca remaron. Es una actividad relativamente nueva en todo el mundo, pero en realidad es un deporte milenario. Los pueblos polinesios iban de una isla a la otra divisar lugares nuevos. Cualquiera se sube a una tabla y da una vuelta. No hay que ser deportista extremo.

Al descender los ríos remando en las balsas de rafting, el viajero se interna en interminables bosques y profundos valles en el corazón de la cordillera de los Andes. Si se busca una propuesta para toda la familia, la remada en el río Limay, con sus aguas tranquilas y cristalinas, sus remansos y corrientes suaves, es una opción ideal a pocos kilómetros de la ciudad. Otra de las opciones es navegar el río Manso, que permite apreciar toda la belleza y majestuosidad del bosque andino-patagónico.

¡Happy hour! Cerveza artesanal

El fin de febrero marca en el calendario una época muy especial para el universo cervecero. Es la hora de la cosecha del lúpulo, un ingrediente fundamental, místico, la flor que, junto al agua, la malta y la levadura se combinan para formar este elixir. Por acá recalaron varios inmigrantes que inculcaron la cultura de la fabricación casera desde principios del siglo XX hasta hoy, los días de la «revolución cervecera». Es que además, el lúpulo se cosecha en El Bolsón, a poco más de cien kilómetros de Bariloche, y fue acá donde se elaboró la primera cerveza artesanal del país, justamente «El Bolsón». Esta es solo una de las razones por las que Bariloche se ha transformado en un edén cervecero. También hay que resaltar la calidad del agua, y el factor tecnológico-científico, con instituciones como el Invap (Investigaciones Aplicadas) y el Centro Atómico, que contribuyen al desarrollo de equipamiento hecho en casa.

También hay que mencionar a la Universidad del Comahue, cuya comunidad científica colabora conservando y manipulando genéticamente cepas lupulares de este fruto originario de Europa que encontró acá una tierra fértil para su desarrollo.

En los albores de la década del noventa, aparecería Blest, la primera cervecería artesanal barilochense, que marcaría el rumbo de una incipiente tradición. Hoy en día, hay una veintena de cervecerías artesanales repartidas entre el Distrito Cervecero del centro y el camino al Llao Llao y Circuito Chico, conformando así una infalible ruta cervecera, que los cerveceros locales levantan como estandarte. Manush, Wesley, Berlina, Konna, Bachmanny la mencionada Blest son algunas de las más recomendadas.

Autor y fotografía
Guido Piotrkowski

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