El aeropuerto de París y el abuso de poder en seguridad: no viajar

Es fácil llevar un uniforme en los controles de seguridad frente a un pasajero indefenso que no puede hacer nada frente a los maltratos, malas formas y abusos de poder que sufrimos muchos viajeros en varias ocasiones. Pero lo ocurrido este sábado 20 de mayo en el aeropuerto de París superó todos los límites.

Como director de CONOCEDORES.com®, la revista de viajes más leída en español, parte de mi trabajo es viajar por el mundo, todo el tiempo. He visitado cientos de destinos y aeropuertos, por lo que mi paso por los controles de seguridad es algo más que habitual. Molesto, como todos sabemos, pero habitual. Y sé de memoria -como seguramente muchos de ustedes- qué hay que hacer, qué no hacer y con qué me voy a encontrar.

Sin embargo, cuando este sábado pasé por los controles de seguridad de la Terminal 2B (horriblemente diagramada, por cierto), tanto mi mochila como mi carry-on fueron sometidos a un escrutinio desmedido, en el que todo lo que había dentro de mi mochila y carry-on fue sacado y dejado tirado en unas bandejas para yo tener que volver a ordenarlo, después de pasar por un chequeo artículo por artículo.

Cuando digo artículo por artículo, no es una exageración: cada uno de los adaptadores para cada país, conectores para los diferentes artículos electrónicos, cámaras fotográficas valoradas en miles de dólares, lentes valorados en miles de dólares (uno de los cuáles valuado en más de US$ 2.500 ahora no está funcionando de forma correcta por el maltrato sufrido), regalos comprados en tiendas de diseño de París y envueltos especialmente para que no sean dañados, cables, cargadores e incluso, mis tarjetas personales (Sí, mis tarjetas personales también). Todo absolutamente todo fue inspeccionado con un nivel de violencia y maltrato jamás visto.

No sólo se hizo una suerte de autopsia psiquiátrica de la mochila y el carry-on, sino que además los pasó por los tests para detectar algún componente explosivo. Luego, volvió a pasar todo por los escáners, para dejarlos tirados, completamente descuidados.

Cuando le pedí que me ayudara a ordenar todo el desorden que había hecho, tras más de 15 minutos de espera, se limitó a gritarme que debería haber sacado la cámara de la mochila y la del carry-on. Nunca en ningún control de seguridad de ningún aeropuerto, se me pidió sacar la o las cámara/s de fotos o los lentes. Jamás.

(Una aclaración: debido a mi trabajo como periodista, viajo con muchos adaptadores para los distintos países, muchos cargadores, varias lentes para las cámaras, cables, etc., que nunca -insisto- nunca, pasaron por este grado de escrutino. No en Estados Unidos, no en Argentina, no en Rusia, no en Australia, no en Emiratos Árabes, no en Reino Unido, no en Suiza, no en Canadá, no en México, no en Brasil, no en China, no en Japón, no en Sudáfrica, no en Italia, no en España, no en Alemania, no en Islandia, no en Chile, no en Singapur, no en Malasia, no… no… no… no…. no… no…. y la lista continua).

Al quejarme con la identificada como supervisora, que tampoco mostró empatía, le pedí que quería hacer una queja y hablar con la policía, pero me dijo que tenía que salir de Seguridad porque no había policía allí, con lo que no podía perder el tiempo de salir de la tortura por la que había sometido, para volver a correr el riesgo de someterme a este tipo de escrutinio.

Una pregunta. ¿Si no hay policía en Seguridad, qué pasaría ante un incidente? Obviamente, fue una clara mentira para protegerse y encubrir lo hecho por la empleada y una falta que debería estar penada por ley.

Bajo el pretexto de seguridad, el maltrato no puede ser justificado. Cuántos maltratos son justificados por alguna u otra forma y cómo el mundo está luchando todo el tiempo contra ello.

Me pregunto (y sólo es una pregunta) si estas personas pasaron por los chequeos correspondientes de Recursos Humanos para saber si están aptas para cumplir las funciones a las que fueron asignadas.

El abuso de poder demostrado es un reflejo de cómo la dirección del aeropuerto quizás se maneja en otras áreas. Porque esta no debe ser la primera vez que pasa.

No todos tienen la posibilidad de realizar un reclamo. Este mismo sábado, hice las quejas correspondientes a través de distintos canales. Vía LinkedIn a las autoridades del aeropuerto y de la compañía Groupe ADP, a cargo del Charles de Gaulle. También vía correo electrónico y, por supuesto, a través de las redes sociales.

La única respuesta fue de una persona de Community Manager vía Twitter, que me respondió por mail y me consultó datos sobre cuándo y dónde había ocurrido, mi vestimenta al momento de pasar por seguridad, el número de vuelo y la terminal.

Sólo la respuesta de una Community Manager. Ninguna autoridad del aeropuerto de París, ni de Groupe ADP, ni de la oficina de turismo de París, lo que muestra el grado de empatía de las personas a cargo de manejar la principal estación aérea de Francia y del turismo de la capital francesa.

La renovada terminal, más allá de su aparente modernidad estética (pero que funcionalmente es impráctica para los pasajeros por cientos de razones, desde las distancias a recorrer, la carencia de salones ejecutivos disponibles, la falta de una adecuada conectividad con los transportes públicos, las dificultades del personal por hablar inglés que es el idioma universal del turismo), también carece de escáners modernos, con los que ya no es necesario retirar laptops o tabletas del equipaje. Por lo que la renovación es sólo una fachada y no una realidad certera.

Definitivamente el aeropuerto de París y sus autoridades tiene mucho que aprender. La Oficina de Turismo de París, también debe ocuparse de analizar qué pasa con los viajeros, porque no puede estar ajena a esta situación.

El abuso de poder en el aeropuerto de París experimentado no fue una sensación sino un hecho fáctico y refleja una era en la que ya no queremos vivir.

Si experimentaron abusos de poder o hechos de violencia en un aeropuerto, por favor, no dejen de denunciarlo a través de nuestras redes sociales o vía correo electrónico a [email protected], con la información específica sobre los sucesos vividos.