REVIEW Doctor Strange: un diez en entretenimiento

Con su voz profunda, intima y poderosa, Benedict Cumberbatch viene personificando a nombres icónicos en la pantalla. A Sherlock Holmes, en la serie homónima para la cadena BBC. Al malvado Khan en “Star Trek: En la Oscuridad”. Y hasta al matemático Alan Turing en “The Imitation Game” (El Código Enigma), una de las mejores historias llevadas al cine en el último tiempo.

Cumberbatch es un actor soberbio y eso también lo vuelve a demostrar en “Doctor Strange”, la más reciente, fastuosa y vistosa propuesta de Marvel.

El inglés recrea el papel del doctor Stephen Strange, un talentoso cirujano que no puede contener su ego. En menor medida, es la versión médica de Tony Stark (menos millonario, menos excéntrico).

Strange ostenta un increíble departamento en Nueva York, un súper deportivo de lujo y una superlativa capacidad para realizar operaciones de forma exitosa. Sin embargo, todo eso desaparece cuando luego de un accidente sus manos quedan prácticamente imposibilitadas para realizar los movimientos que requieren tareas sencillas como afeitarse, y mucho más, una cirugía.

En la búsqueda por una solución llega hasta Nepal en donde una misteriosa mujer llamada La Ancestral le enseña el mundo de las artes místicas.

Es inevitable algunas comparaciones con “Matrix” y “El Origen” (Inception). Sin embargo, “Doctor Strange” tiene sus méritos propios.

Cuenta con la dosis de humor tradicional de Marvel, los efectos especiales están estudiados de forma milimétrica y los personajes secundarios cumplen su rol, en un show visual imperdible.

Lo mejor del final de “Doctor Strange” es saber que habrá más de este personaje y que tendrá su participación en el universo de “Los Vengadores”.

Marvel nos trae, una vez más, la clase de producto final que esperamos de las películas del género: un diez en entretenimiento, con algunos mínimos detalles para llegar a la perfección.