[Crítica] ¿Es Rápidos y Furiosos 8 una nueva saga de superhéroes? Posiblemente, y es algo muy bueno

“Rápidos y Furiosos 8” viene a coronar una transición que se viene profundizando desde las últimas dos películas de la saga.

Lo que inicialmente comenzó siendo historias de acción, con los automóviles y cuerpos sensuales, como principales protagonistas, se convirtió con “The Fate of The Furious” en una propuesta casi de superhéroes, con condimentos que la hacen aún más atractiva.

Vin Diesel, The Rock (Dwayne Johnson) y Jason Statham, especialmente, son nuestros nuevos superhéroes sin trajes, sin máscaras, sin haber pasado por un transformación fantástica y con historias que parecen más humanas.

Hablar de realidad en “Rápidos y Furiosos” puede parecer algo extraño. Las películas están llenas de situaciones difíciles de creer.

Si buscamos la definición de “realismo mágico” nos encontramos con: “movimiento literario de mediados del siglo XX y se define como una preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común”.

El guión comienza con el personaje de Don (Vin Diesel), traicionando a su familia y equipo, luego de conocer a la villana Cipher (Charlize Theron) quien le presenta una amenaza de la que no puede salir.

Los escenarios coloridos de Cuba, las siempre atractivas panorámicas de Nueva York y las filmaciones hechas en distintas locaciones de Islandia, son otro plus de esta película dirigida por F. Gary Gray, quien estuvo detrás de cámara en “The Italian Job” (traducida como “Un Trabajo a la Italiana” o “La Estafa Maestra”, dependiendo del mercado).

Algunos efectos especiales no están a la altura de su predecesora y la ausencia de Paul Walker también le quita algo de magia. Pero ganó varios puntos con el humor y la profundización del estilo de la franquicia, que hace que a pesar de ocho capítulos no pierda el interés.

“Rápidos y Furiosos 8” es acción y entretenimiento, que logra un balance interesante entre fantasía y realidad.