El Desierto de Atacama es uno de los lugares más reconocidos del turismo, no sólo de Chile, sino de Latinoamérica en general. Es el lugar más árido del planeta, que ofrece una variedad de paisajes más que atractivos, que parecen de otro mundo.
Un repaso por las mejores cosas para hacer en el Desierto de Atacama:
San Pedro de Atacama
La ciudad de San Pedro parece haberse quedado detenida en el tiempo. Sus calles laberínticas de tierra, nos invitan a conocer desde tiendas de regalos y cafés a casas con mucha historia, junto a la iglesia construida en 1557, ubicada en la plaza principal. Por supuesto, la feria de artesanos es uno de los paseos obligados.
Reserva Nacional Los Flamencos
Esta reserva de más de 70 mil hectáreas fue creada en 1990 y, uno de sus propósitos, es proteger especies como el zorro culpeo, la vicuña y el puma, y flora como el tamarugo y el algarrobo.
La Reserva Nacional Los Flamencos se divide en varios sectores y se distribuye en una vasta área de tierra, que incluye una serie de atractivos como el Valle de la Luna, el Salar de Tara, el Salar de Pujsa, el Salar de Atacama, las Lagunas Altiplánicas (Miscanti y Miñiques), la Aldea de Tulor o el sector de Tambillo, donde hay un bosque de 370 hectáreas de tamarugo.
Atardecer en el Valle de la Luna
Con su etéreo paisaje lunar y sus montañas veteadas de rosa, el Valle de la Luna es la carta de presentación del Desierto de Atacama. Abundan los zorros chilla y culpeo, zorzales, aguiluchos y otras especies animales.
La mayoría de los recorridos guiados hacia el Valle de la Luna hacen una parada en la Cordillera de Sal. Luego continúan hasta un punto de observación, quizás, uno de los mejores lugares para disfrutar de los colores del atardecer del Desierto de Atacama.
El Valle de la Luna se encuentra a 15 kilómetros de San Pedro y se puede llegar en bicicleta o en vehículo.
Salar de Tara
El Salar de Tara se encuentra cerca de la frontera de Argentina y Bolivia, y es uno de los viajes más memorables que se pueden hacer en el desierto más árido del mundo.
Este lugar está conformado por una enorme planicie que tiene incrustaciones de sal y una fina capa de agua encima. Esta combinación crea mágicos reflejos del cielo en un paisaje que se extiende por kilómetros.
Salar de Atacama
Con una superficie de 3 mil kilómetros cuadrados, el Salar de Atacama es el más grande de Chile. Bajo su superficie hay un lago oculto por una costra de sal, lo que le da su particular aspecto color ocre. El salar alberga el 40% de las reservas mundiales de litio. Aquí habitan varias especies de aves, entre ellas, el flamenco rosado chileno.
Piedras Rojas, el tesoro del desierto
A más de 4 mil mil metros de altura y a 150 kilómetros de San Pedro se encuentran las Piedras Rojas. Aquí se pueden encontrar animales como la vizcacha y el zorro, además de aves como el cóndor, el ñandú y el flamenco.
El paisaje está cubierto por piedras cuya tonalidad rojiza se debe a la oxidación del hierro presente en el área. Aquí también puedes observar el Salar de Aguas Calientes y su imponente color calipso.
Valle de Marte
Ubicado a sólo dos kilómetros de San Pedro de Atacama, el Valle de Marte se impone con sus dunas, las que yacen entre espectaculares formaciones rocosas de la Cordillera de la Sal.
Este valle, uno de los atractivos más interesantes del Desierto de Atacama, es el lugar indicado para los adictos a la adrenalina. Sus arenales de más de 100 metros ofrecen la oportunidad de practicar sandboard y zigzaguear por el desierto.
Valle del Arcoiris
Este valle de tierras rojizas, verdes y amarillas, se encuentra a unos 90 kilómetros de San Pedro de Atacama, cerca de los petroglifos de Yerbas Buenas. Su gran atractivo, aparte de la variedad de tonos producidos por la mezcla de minerales, arcilla y hierro, son las diversas formaciones rocosas producto de la erosión.
Geisers del Tatio y Baños de Puritama
A unos 80 kilómetros de San Pedro se encuentra un punto importante del Desierto de Atacama: Los Geiser del Tatio, unas impresionantes columnas de vapor que brotan de la tierra. Este lugar se encuentran a 4.200 metros de altura, convirtiéndose en un espectáculo único en el mundo. En los alrededores, podrás observar a la vicuña, el camélido más pequeño del mundo, pero el de la lana más fina.
Es recomendable ir en tour y no por cuenta propia debido a las características del camino.