La Asociación internacional de Transporte Aéreo, IATA (por sus siglas en inglés), emitió este fin de semana un comunicado en el que mostró su preocupación sobre qqué pasa con los vuelos de julio en Argentina, en que asegura que «la nueva reducción del 70% en el número de pasajeros que pueden llegar diariamente al país, obligará a las aerolíneas a dejar en el extranjero a miles de pasajeros, principalmente ciudadanos y residentes argentinos, sin que ellos tengan la culpa».
La declaración fue realizada por Peter Cerdá, vicepresidente regional de IATA para las Américas, quien aseguró comprender «que el Gobierno argentino está enfocado en proteger la salud y el bienestar de sus ciudadanos. Como industria, hemos hecho todo lo posible para garantizar una conectividad segura del país, a pesar de las drásticas restricciones operativas que ya existen».
«Tal como está, las compañías aéreas no podrán aplicar la nueva norma del Gobierno. Como mínimo, deberían informar de cómo se distribuirán las 600 plazas entre las compañías aéreas que prestan servicios internacionales de pasajeros al país. Esto debe hacerse de forma no discriminatoria y transparente, por lo que hemos solicitado una reunión urgente con los responsables. Como industria, nos gustaría seguir ofreciendo una conectividad aérea esencial hacia y desde Argentina, tanto durante la pandemia como después. Pero al tomar estas decisiones unilaterales y de corto plazo, el gobierno corre el riesgo de aislar aún más al país. Tenemos que aprender a vivir con el COVID-19 en adelante y las autoridades responsables tienen que seguir la ciencia y no dejar que el miedo guíe sus decisiones», resaltó Cerdá, en una información reproducida originalmente por el portal especializado Aviacionline.com.
Recordemo que para el mes de julio, por lo menos entre el lunes 28 de junio y el 9 de julio, se reducirá de dos mil a 600 el número de pasajeros que pueden ingresar a Argentina.
Además, se dispuso que los viajeros que entren al país entre el 1 de julio y el 31 de agosto deberán realizar el aislamiento de siete días en un hotel, con los costos de alojamientos y de los tests a cargo de los pasajeros.