Soneva Fushi: un paraíso en el corazón de Maldivas
Cómo es la experiencia en este lugar que combina naturaleza, privacidad y un servicio impecable en una en las islas del magnifico archipiélago
Una producción original de Conocedores
Es muy común decir que una playa con arenas blancas y mar azul es un paraíso, pero pocos lugares en el mundo pueden llevarse ese título con tantos honores como Maldivas.
Este archipiélago ubicado en le Océano Índico tiene todas las características para posicionarse en lo más alto de la oferta turística global en destinos de descanso y placer, acompañado de un servicio inigualable y una privacidad no tan fácil de encontrar.
Ir a Maldivas implica volar a Malé, la capital de la república que recientemente cumplió 50 años de independencia, a la cual llegan vuelos de muchas líneas aéreas, entre ellas Emirates, que opera diariamente desde Dubái con un Boeing 777.
Para trasladarnos desde Malé a una de las pequeñas islas del archipiélago es usual hacerlo a través de hidroavión, que cada hotel ayuda a coordinar al momento de la reservación y organizan estos viajes desde un pequeño aeropuerto ubicado en las cercanías del internacional.
Desde Malé a Kunfunadhoo (la isla elegida) son aproximadamente 30 minutos de vuelo en estas pequeñas aeronaves que acuatizan cerca de una plataforma alejada de la isla y es en ese momento donde comienza la real experiencia Maldivas.
En una embarcación, el personal de la isla nos recibe y nos da la bienvenida, y la primera invitación es la de quitarnos el calzado, desde ese momento estaremos descalzos durante toda nuestra estadía en la isla.
“No shoes, no news”
Ese es uno de los lemas del hotel y solo uno de los factores que hace la experiencia única, ya que en ese momento nos damos cuenta que toda la isla está preparada para que estemos descalzos 24 horas, incluyendo restaurantes, playas, caminos y el lugar donde nos hospedaremos.
El hotel ocupa toda la isla de Kunfunadhoo, una de las 75 pertenecientes al Atolón Baa en Maldivas, con cerca de 1.7 kilómetros de largo y 1 kilometro de ancho, y en toda la isla la capacidad máxima de huéspedes es de 150, lo que nos da una clara idea de la tranquilidad y privacidad que tendremos.
Prácticamente no hay vehículos motorizados en la isla y solo veremos ocasionalmente unos pequeños carros (similares a los de golf) que se utilizan solo para transportar equipaje o para trasladar a personas con dificultades en su movilidad o que lo requieran.
«La bicicleta, el medio de transporte perfecto»
Los huéspedes nos movemos caminando o en bicicleta, que están listas para cada huésped esperándonos y con caminos perfectamente marcados dentro de la vegetación de la isla, y con una señalización clara y precisa.
No hay habitaciones sino villas (casas) de todos los tamaños imaginables, para parejas o familias numerosas.
Todas cuentan con dos plantas, habitaciones espaciosas y un acceso directo a la playa, parte de ella privada y resguardada por vegetación y con la vista y el acceso al agua cristalina a solo unos metros.
Rara vez veremos a otros huéspedes, ya que el objetivo es justamente la tranquilidad y privacidad, sin sentirnos invadidos en ningún momento por terceros.
Acorde con el lugar y las instalaciones, el servicio es tal cual lo que podemos esperar, y el objetivo de Soneva Fushi es no ser invasivo, pero si estar a disposición del huésped.
Basado en la historia de Robinson Crusoe, desde el momento que llegamos hasta que nos vamos una persona que se presenta como Friday (Viernes, como el personaje de la novela) estará disponible para que lo llamemos cuando necesitemos algo, desde coordinar una reserva en uno de los restaurantes, planificar alguna actividad o simplemente realizar alguna consulta.
El desayuno es prácticamente el único momento en que todos los huéspedes del hotel se encuentran (claro está la opción de desayunar en la villa también) y la oferta es notablemente variada.
Hay espacios dedicados para cada tipo de comida, como frutas, panes, cereales, carnes, quesos, chocolates, y más con una variedad sorprendente. Además se puede solicitar a la cocina comidas y bebidas.
Hay varios restaurantes en la isla, algunos ubicados frente a la playa, o en medio de la vegetación, con propuestas variadas tanto en la ambientación como en el tipo de comida ofrecida.
También es posible cenar en la villa, en donde prepararán la mesa donde nosotros elijamos.
Todo es a elección del huésped. Es posible simplemente descansar y disfrutar del lugar o realizar diferentes actividades acuáticas, o en la isla en base a lo que uno desee.
Hay varias opciones para salir de la isla, como realizar un recorrido para ver delfines, hacer snorkel o deportes acuáticos.
Una propuesta muy original es la de pasar el tiempo que uno desee en un banco de arena frente a la isla, donde nos llevarán y dejarán en ese lugar (bebidas frescas a elección y sombrilla si lo deseamos) y nos vendrán a buscar en el horario que elijamos.
Definitivamente Soneva Fushi logra capturar al máximo la esencia de Maldivas, ofrecer un servicio de primer nivel y hacer que la estadía sea todo lo que deseamos en vacaciones de placer y descanso, siempre pudiendo elegir.
Más información sobre Soneva Fushi se puede encontrar aquí.
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