Provista de una belleza natural exótica y exuberante, Belice no se encuentra entre los destinos que más rápido vienen a la mente a la hora de pensar en unas vacaciones. Sin embargo, el país centroamericano guarda atractivos únicos que van más allá de lo natural.
Poblado por apenas 380 mil personas -distribuidas a lo largo de 23 mil kilómetros cuadrados-, resulta un destino ideal para aquellos que prefieren lugares que aún no hayan sido colonizados por la industria turística.
Por ejemplo, quienes amen la práctica del buceo o el snorkelling, encontrarán en el atolón de la isla de Turneffe un sitio inmejorable, ubicado frente al Sistema Arrecifal Mesoamericano. Lo mismo que el Gran Agujero Azul, una maravilla natural que es la entrada a un sistema de cuevas calizas en la última Edad de Hielo.
A 50 kilómetros de la capital se encuentra la zona arqueológica maya Altun Ha, con por lo menos 500 estructuras visibles. Era un rico centro ceremonial con dos plazas principales y edificaciones como el Templo del Dios Sol o el Templo de los Altares de Obra.
Otro vestigio de la civilización prehispánica lo constituye la reserva natural de “Tapir Mountain”, donde está la cueva Actun Tunichil Muknal, en cuyo sitio los mayas ofrecían sacrificios. Hoy es posible introducirse dentro de ésta y observar esqueletos humanos y ofrendas.
Por su parte la ciudad de Belice, centro comercial y financiero del país, tiene en su arquitectura colonial varios atractivos dignos de visitar, como la Catedral de San Juan, la Casa del Gobernador, el cementerio de Yarborough, el puente giratorio y la terminal marina.