A la hora de pensar en Brasil como destino, el país suele ser asociado con playas blancas, aguas cálidas y carnavales. Pero el territorio más grande de Sudamérica, tiene mucho más para ofrecer. ¿Qué hacer en un viaje por Curitiba?
Con una cultura con fuertes influencias de la inmigración italiana, alemana, polaca y ucraniana, la capital del Estado de Paraná fue elegida en 2003 por la ONU la Capital Americana de la Cultura. Eso se nota en su arquitectura, gastronomía y costumbres locales.
Los parques y áreas verdes se destacan en la ciudad. Sus ciudadanos se enorgullecen de mantener cerca de 51 metros cuadrados de zona verde por habitante, tres veces más de lo que recomienda las Naciones Unidas. Además de ello, la arquitectura moderna se mezcla a esos rincones naturales, agregando un toque especial al paisaje urbano.
Una de sus principales atracciones turísticas es la Ópera de Alambre. Inaugurada en 1992, recibe todo tipo de espectáculo, desde el popular hasta el clásico, con una capacidad de 1.572 espectadores.
Otro lugar que recibe muchos turistas es el Bosque Alemán, una extensa zona verde con un total de 38 mil metros cuadrados de mata nativa y que mantiene una atmósfera de los parques europeos.
También está en la ciudad el Museo Oscar Niemeyer, un espacio dedicado a la exposición de artes visuales, arquitectura, urbanismo y el diseño. El espacio cuenta con 35 mil metros cuadrados de área construida y más de 17 mil metros cuadrados de área expositiva, considerada la más grande de Latinoamérica.
En el centro de Curitiba, están los hoteles más adecuados a quienes viajan a la ciudad por negocios, generalmente con buenos salones de eventos y reuniones.
El clima frío del sur del país pide platos calientes. Por eso, es posible encontrar el fondue de carne, de queso y de frutas en los mejores restaurantes.