Después de un frenesí de estrenos de series dedicadas de forma casi obsesiva a superhéroes y del género de fantasía, en la que aún la pantalla chica (streaming, abierta o cable) aún no está del todo preparada para lograr producciones ciento por ciento creíbles desde lo visual, Jack Bauer, perdón, Kiefer Sutherland regresó para salvarnos.
“Designated Survivor” es la serie que esperábamos tras el final de “24”.
Sutherland protagoniza a Tom Kirkman, un miembro menor del gabinete del gobierno de Estados Unidos, al que eligen como “sobreviviente designado” durante el Discurso de la Unión, en el que el presidente, sus funcionarios y los congresistas se reúnen en el Capitolio.
En el caso de un hecho trágico, “el sobreviviente designado” se convierte en el presidente del país más poderoso del mundo.
Cuando repentinamente una bomba explota durante el discurso, falleciendo todas las personas que se encontraban en el lugar (excepto una), Kirkman asume la presidencia, envolviéndose en una aventura por hacer valer su nombramiento y enfrentarse a complots internos.
La serie tiene ciertos elementos de “24” en cuanto a la dinámica de combinar una segunda trama y a la estrategia de confundir (a veces con más aciertos que otras) al espectador sobre quién es bueno y quién es malo.
Y también nos genera esa sensación de querer ver, de forma casi adictiva, el próximo capítulo tal como lo conseguían las historias de Jack Bauer.