Por qué viajar a la Costa Amalfitana en invierno: Italia en su plenitud

Sin dudas, es uno de los destinos favoritos de Italia. La maravillosa Costa Amalfitana en invierno es el escenario perfecto para una película personal, donde las vistas impresionantes y las experiencias sensacionales están a la orden del día para todos los viajeros.

Quietud no perturbada, temperaturas suaves y precios ventajosos: la belleza de viajar a la Costa Amalfitana en invierno, en donde cada fotografía se transforma en una obra de arte.

Si están cansados de verla sólo en la pantalla, el periodo invernal es el momento idóneo para descubrir este riquísimo territorio, incluido en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Por qué viajar a Costa Amalfitana en invierno

El clima es uno de los factores claves. Porque incluso en invierno la Costa Amalfitana tiene temperaturas suaves. Los viajeros pueden disfrutar de relajantes paseos mientras respiran el aire salado, los intensos aromas del maquis mediterráneo y se dejan acariciar por la fresca brisa. Aquí, los ojos se llenan de colores, los cuales, como ya no están expuestos al sol del verano, se suavizan a tonos aterciopelados.

Además, moverse en coche es mucho más sencillo ya que no está el tradicional tráfico veraniego, y los precios de los hoteles se consiguen a un valor más accesible.

Las vistas de la Costa Amalfitana son únicas, suspendidas entre el mar y las laderas, llenas de limoneros, vegetación y pueblos históricos.

En Positano, por ejemplo, se descubrirán vistas mágicas a lo largo del sendero peatonal que va desde el embarcadero hasta la pequeña playa de Fornillo, disponible en invierno revelando su lado más íntimo. Por ejemplo, el Sentiero degli Dei (sendero de los dioses), uno de los senderos naturales más bellos del mundo, en la ladera de los Montes Lattari, de unos 10 kilómetros, que va desde Agerola hasta la parte alta de Positano.

Hay que buscar la terraza panorámica con vistas a la isla de Capri y los Faraglioni (farallones); este es el mejor lugar para fotografiar, al igual que el punto llamado Sperone del Pistillo.

Amalfi es aún más fotogénica tomada desde el embarcadero, mientras que en Ravello hay que situarse en la Terrazza dell’Infinito, en Villa Cimbrone: veremos cielo y mar hasta donde alcanza la vista, en una amplia panorámica de azules. Por último, en Furore, nos podemos deterner en el puente para fotografiar la ensenada y la pequeña playa con las barcas.