¿Qué pasó con los Boeing 737 Max? Netflix estrena Downfall

Downfall: The Case Against Boeing es el nuevo documental que estrena en la plataforma de streaming Netflix el próximo 18 de febrero, para tratar de desentrañar qué pasó con los Boeing 737 Max. La producción original investiga los accidentes de los vuelos 610 de Lion Air y 302 de Ethiopian Airlines, que cayeron -inicialmente- sin explicaciones con una diferencia de sólo cinco meses.

La investigación en Downfall expone como la influencia de Wall Street, la desesperación de Boeing por tener un avión competitivo y algunas fallas en los controles de seguridad, resultaron en el desmoronamiento de la compañía, con 346 personas fallecidas y un encubrimiento sorprendente.

La película que cuenta qué pasó con los Boeing 737 Max está dirigida por Rory Kennedy, con la producción ejecutiva de dos nombres reconocidos de la industria: Brian Grazer y Ron Howard.

Inicialmente Boeing culpó de los accidentes a los pilotos, pero, finalmente se descubrió que un defecto de diseño en el software que fue pasado por alto por la compañía fue lo que provocó la caída de los aviones, algo que el gigante de la industria intentó ocultar al público y a los organismos de control.

En enero de 2021, el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a Boeing de conspiración por los aviones 737 Max y tendrá que pagar una multa de unos 2.500 millones de dólares por mentir a la Administración Federación de Aviación (FAA), antes y después de los accidentes fatales que ocurrieron a finales de 2018 y principios de 2019.

La sanción incluye una «multa penal monetaria» de $ 243.6 millones de dólares, $ 1.77 mil millones que se pagarán a las aerolíneas que fueron clientes del avión y $ 500 millones de dólares que se destinarán a un fondo para ayudar a las familias y parientes de las personas que murieron en los dos accidentes.

Se suponía que el 737 Max de Boeing era un avión que ayudaba a la compañía a seguir el ritmo de una oferta nueva y más eficiente en combustible de su rival Airbus. Pero la compañía apresuró el diseño y, como resultado, el avión fue susceptible a paradas peligrosas en ciertas situaciones de despegue. Boeing creó un software para contrarrestar este defecto de diseño al empujar automáticamente el morro del avión hacia abajo. Pero la compañía nunca le dijo ni a la FAA, ni a las aerolíneas ni a los pilotos sobre el software para ahorrar tiempo y dinero.