Todo lo que hay que saber del Obelisco de Washington

El Obelisco de Washington, uno de los monumentos más emblemáticos de los Estados Unidos, se alza majestuoso en el corazón de Washington D.C., en el National Mall. Esta imponente estructura de mármol blanco no solo es un homenaje al primer presidente del país, George Washington, sino también una obra maestra de la ingeniería del siglo XIX.

¿Cuándo se construyó el Obelisco de Washington?

La construcción del Obelisco de Washington comenzó el 4 de julio de 1848, una fecha simbólica elegida por coincidir con el Día de la Independencia de los Estados Unidos. Sin embargo, debido a diversos problemas financieros, políticos y técnicos, la obra no se completó hasta el 6 de diciembre de 1884, casi 36 años después. La inauguración oficial tuvo lugar el 21 de febrero de 1885 y fue abierta al público el 9 de octubre de 1888.

Durante esos años, la construcción sufrió múltiples interrupciones, la más significativa provocada por el estallido de la Guerra Civil Estadounidense en 1861. Durante casi dos décadas, el proyecto quedó abandonado, y solo se reanudó en la década de 1870 cuando el gobierno federal tomó el control de la obra.

¿Cómo se construyó?

El diseño original del Obelisco fue obra del arquitecto Robert Mills, quien propuso una estructura de estilo egipcio, una forma que simboliza poder y eternidad. Su diseño incluía una base adornada con columnas, aunque esta parte nunca se construyó. Finalmente, se optó por un diseño más simple: un obelisco de mármol, granito y piedra arenisca, de estilo egipcio, sin adornos exteriores.

La estructura tiene una altura total de 169 metros (555 pies), lo que lo convirtió en el edificio más alto del mundo al momento de su finalización. Aún hoy, es el obelisco más alto del mundo y el monumento de piedra más alto jamás construido.

Durante su construcción se utilizaron tres tipos diferentes de piedra: mármol de Maryland en los primeros 46 metros, mármol de Massachusetts en la parte superior, y una mezcla de otros materiales locales. Esta diferencia de materiales es visible a simple vista, ya que el color de la piedra cambia aproximadamente a un tercio de la altura del monumento, reflejando la larga pausa en su construcción.

Para elevar los bloques de piedra, se utilizó una grúa de vapor especialmente diseñada. El interior del monumento incluye una escalera de hierro forjado y, actualmente, un ascensor moderno permite a los visitantes llegar a la cima, desde donde se obtienen vistas panorámicas de la ciudad.

Un símbolo de la nación

El Obelisco de Washington no solo honra la figura de George Washington, sino que también representa los ideales fundacionales del país. Su ubicación estratégica entre el Capitolio de los Estados Unidos y el Monumento a Lincoln lo convierte en el eje simbólico del poder y la memoria nacional.

En su interior, a lo largo de las paredes, se encuentran más de 190 piedras conmemorativas donadas por diferentes estados, ciudades, organizaciones e incluso países extranjeros, cada una con mensajes en honor a Washington y a los valores que representa.