Cuatro Parques Nacionales de Argentina para visitar en invierno
De Entre Ríos a Formosa, pasando por Chaco y Corrientes, un recorrido por las áreas protegidas del Litoral y el Noreste, que conforman un verdadero corredor ambiental
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Los Parques Nacionales de Argentina son uno de los grandes atractivos del país, que son ideales para visitar en cualquier época del año, aunque algunos son especiales para la temporada de invierno.
De Entre Ríos a Formosa, pasando por Chaco y Corrientes, un recorrido por las áreas protegidas del Litoral y el Noreste, que conforman un verdadero corredor ambiental.
Palmar de Colón, Entre Ríos
Unos cincuenta años atrás, este parque era una estancia ganadera de las tantas que había en el sur de Entre Ríos. Estas tierras atesoraban uno de los últimos palmares de Yatay, una especie autóctona, que vive entre 200 y 400 años.
Creado el 28 de enero de 1966, cuenta con 8500 hectáreas protegidas sobre la margen derecha del río Uruguay.
Sabana de palmeras, monte, selva en galerías y playas; buena variedad de aves y animales que pululan muy cerca; senderos para recorrer en auto, a pie, bicicleta o caballo; cercanía con núcleos urbanos y buen acceso son algunas de las características de este pequeño gran parque con un camino principal y tres secundarios: La Glorieta, Los Loros y El Palmar. Hay varios circuitos peatonales cortos como los senderos El Mollar, Yatay, La Glorieta, Los Loros, Sendero de las ruinas, y dos senderos más largos: Del Pastizal, que tiene ocho kilómetros, y De la Selva, de cuatro kilómetros. Por aquí no es extraño toparse con carpinchos, vizcachas, ñandués o el lagarto overo, mientras que el lobito de río o el coipo se pueden ver cerca del río. También habitan el parque hurones y zorrinos; la yarará y varias especies de culebras. El zorro de monte también es característico de estas tierras, pero resulta más escurridizo y difícil de encontrar.
En el pastizal se ven pájaros carpinteros, aves rapaces, tordos y benteveos, entre otros. Mientras que en la selva se pueden observar urracas, lechuzas, martín pescador, o garza mora. Se puede recorrer por cuenta propia, pero también se puede contratar guías. Las cabalgatas, excursiones en bicicleta, canotaje y paseos náuticos están concesionadas, pero también pueden contratarse en agencias de turismo de Colón, Villa Elisa o San José.
El ocaso es el momento ideal para llevarse la postal del Palmar, cuando el sol se oculta detrás de la extensa sabana de palmeras, y el cielo se tiñe con todos los tonos posibles del atardecer.
Esteros del Iberá, Corrientes
Este vergel correntino que se ha transformado en el último Parque Nacional es uno de los sitios preferidos por los avistadores de aves, fotógrafos de fauna, y científicos de todo el mundo. Los Esteros del Iberá–“aguas que brillan” en guaraní– abarcan 1.300.000 hectáreas, que forman el segundo humedal más grande de Latinoamérica, después del Pantanal, en Brasil.
Por acá hay mas de sesenta lagunas y una variedad de fauna descomunal: 40 especies de anfibios, 1250 de peces y 60 de mamíferos, 350 variedades de aves, 60 de reptiles y 25 clases de mariposas; además de 1400 plantas diferentes. Yacarés, carpinchos, ciervos de los pantanos, corzuelas, monos carayá, yararás, el exótico aguará guazú y el tapir. Garzas varias, cigüeña americana, chajá, jabirú. Cientos de pajaritos como el martín pescador, el ipacáa o el yetapá habitan este paraíso, que tiene varios portales de acceso desparramados por este terreno que ocupa el catorce por ciento de la provincia.
La puerta de entrada más conocida es el Portal Laguna Iberá, en el pueblo de Colonia Carlos Pellegrini. La laguna tiene catorce kilómetros de largo y es unos de los mejores sitios para el avistaje de fauna.
Para navegar hay que contratar una excursión que generalmente viene con el paquete de la posada incluida. Los mejores horarios son al alba y al atardecer, cuando el calor amaina y los animales salen de sus escondrijos.
En el otro extremo del parque está Concepción de Yaguareté Corá, una ciudad-pueblo de 4 mil habitantes. La excursión más buscada emula la tradición local de navegar por los esteros en una canoa cinchada a caballo, el medio de transporte que usan los isleños para trasladarse. Se navega guiados por baqueanos que viven en las islas, donde hay refugios a la usanza con chozas en las que se puede pernoctar. Otros núcleos y portales a visitar son San Nicolás, Carambola y El Socorro, donde está La Estancia Rincón del Socorro. Propiedad de la Fundación CLT (Conservation Land Trust), que donó las tierras para que el Iberá sea el nuevo parque nacional. Cuenta con 13 mil hectáreas que funcionan como el ancla turística de la ONG que trabaja en tres ejes: parques, turismo y conservación. y son los
El Impenetrable, Chaco
En el corazón del monte chaqueño, una vieja estancia privada fue transformada en el Parque Nacional más grande del noreste argentino. Este es el el reducto de especies amenazadas como el yaguareté, el oso hormiguero y el quebracho colorado. A pesar de que fue creado por voto unánime del Congreso Nacional el 22 de octubre de 2014, el Estado recién pudo tomar posesión de este territorio de ciento treinta mil hectáreas que pertenecían a la Estancia La Fidelidad en marzo de 2017.
El camino troncal discurre entre los dos ríos que bañan este vergel indómito, desde el río Bermejito al río Bermejo, cuyo cause discurre en el Impenetrable profundo, en el límite con Formosa. Son cincuenta kilómetros en los que el viajero puede detenerse en senderos, lagunas y áreas de uso común. A lo largo del camino se pasa por todos los ambientes: desde el monte seco, con sus algarrobales y viñalares, a la zona de pastizal, bañados, lagunas, y el rio Bermejo, un ambiente único, lo más característico del Impenetrable en relación al resto de las áreas protegidas del Chaco Seco.
Por acá se encuentra algarrobo, quebracho colorado santiagueño, quebracho blanco, palo santo, entre otros árboles de maderas duras. El parque tiene casi todas los animales que tienen que estar, incluso el yaguareté, el predador tope. Si bien en Chaco se considera ecológicamente extintos, todavía quedan unos pocos individuos. También habitan en estas tierras el pecarí labiado, el tapir, el puma, el aguará guazú, el oso hormiguero, el tatú carreta, zorro de monte y zorro gris, ocelote, difíciles de avistar en medio este monte cerrado, aunque los guardaparques afirman que han visto de todo, incluso pumas. También hay serpientes como la yarará, la cascabel y la viscachera.
El Impenetrable es, además, un sitio ideal para observadores de aves. Hay unas trescientas especies entre las que se destacan los rayadores, el jabirú, loro hablador, más de diez clases de carpinteros, jote real, águila pescadora, garza mora y blanca.
Parque Nacional Río Pilcomayo, Formosa
Creado en 17 de octubre de 1951, en sus inicios tenía una superficie de 285.000 hectáreas, pero en 1968 se redujo a 51.889 hectáreas, que son las características de la ecorregión del Chaco Húmedo. Este es un humedal en muy buen estado de conservación que ofrece un mosaico de ambientes en un ecosistema en el que abundan los esteros, cañadas y lagunas donde flotan camalotes. La palmera Caranday, que crece en los pastizales, donde se forman también isletas de monte, es el paisaje que caracteriza al parque. También hay árboles como el lapacho, el quebracho colorado chaqueño, el algarrobo y el guayacán. En el monte, tupido, crecen arbustos y enredaderas, formando la selva en galería. Y los senderos se encienden con los colores vivos de las bromelias.
Acá es muy posible encontrarse con animales como el oso hormiguero o el jabirú. También pululan los mirquinás, unos monitos pequeños, de hábitos nocturnos, y los monos aulladores, a los que se suele escuchar en el área de acampe. Además, la boa curiyú, el carpincho, el coatí, el tapir, el lobito de río, el ocelote y otros mas difíciles de avistar como el puma o el aguará guazú.
El parque es un paraíso para los observadores y fotógrafos de naturaleza: hay unas 324 especies, entre las que se destaca el muitú. También encontramos al yacaré, típico de la región. En el parque vive un ejemplar que suele asolearse sobre la pasarela de la Laguna Blanca, donde se pueden ver los más increíbles atardeceres, y donde se sumó recientemente el primer operador del área, que ofrece travesías en canoa.
El parque también resulta ideal para caminar: el sector de Estero Poí tiene dos senderos pedestres autoguiados; La Torre, que es el mirador al Estero Catalina; el Observatorio de aves del Bañado Pirity, y el Mirador al Río Pilcomayo. Mientras que en el área de la Laguna Blanca está el Sendero de pasarelas y quinchos, un Sendero pedestre de interpretación, y un Vivero de árboles nativos.
Más información en www.parquesnacionales.gob.ar
Fotógrafo y periodista. Cronista de viajes. Autor de "Carnavaleando", primer fotolibro de carnavales latinoamericanos
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