Oslo tiene el aeropuerto más ecológico del mundo, gracias a su aislamiento pasivo, predominante iluminación natural, material de construcción reciclados y las fuentes de energía térmica natural.
Es más, los arquitectos a cargo del proyecto, lograron reducir la huella de carbono del edificio en un 35 por ciento y reducir las necesidades de energía en un 50 por ciento.
Todo eso, aumentando la capacidad del aeropuerto de 19 a 30 millones.
Y una de sus novedades ecológicas más novedades se encuentra ubicada debajo de la estructura. En invierno, la estación limpia la nieve de las pistas y la coloca en una cuenca, almacenando más de dos millones de galones de nieve.
Esa sustancia helada, se utiliza para enfriar la terminal en el verano, ahorrando 2 GWh de energía.
Además, la madera de origen escandinavo en su interior, las paredes verdes y la colocación de fuentes de agua, ayudan a mejorar la experiencia del viajero, convirtiéndolo sin dudas en el aeropuerto más ecológico del planeta.